El presente trabajo
analiza la estructura de la
economía de España,
desde un aspecto introductorio.
El método seguido
es la
lectura del libro:
“Economía Española,
una introducción.
(GARCÍA DELGADO, J, L y MYRO, R. Editorial
Cívitas, 1ra Edición, agosto 2012.)
Índice:
1. España
en la Unión Económica y Monetaria
2. Estructura
productiva y competitividad
3. Comercio
exterior
4. La
empresa y su internacionalización
5. Los
recursos naturales y energéticos
ESPAÑA
EN LA UNIÓN ECONÓMICA Y MONETARIA
Con
la puesta en marcha del euro y la formación de la Unión Económica y Monetaria,
fue un paso transcendental en el proceso de integración europea. Con esta unión
monetaria se esperaba contener beneficios
de carácter microeconómico y estaban asociados a las ganancias de eficacia
derivada. En cambio, se generaron muchos costes que eran, más bien de tipo
macroeconómicos y en especial, por la renuncia de las políticas monetarias y
cambiarias independientes. En este sentido, lo costes de compartir una moneda común era la pérdida de la soberanía
nacional en el manejo de las dos principales políticas macroeconómicas de
cualquier país.
Las
ideas de económicas, acerca de la integración monetaria, señala que frente a
esos costes, existe la “Teoría de las
Áreas Monetarias Óptimas”, que señala lo siguiente:
·
Compartir
política fiscal entre los grupos de países: por lo tanto,
si un grupo de países van a compartir una única política monetaria y cambiaria,
es aconsejable que compartan también la política fiscal (para así evitar una
posible perturbación asimétrica).
·
Flexibilidad de los mercados de
factores, bienes y servicios: esta teoría recomienda flexibilizar estos
factores, para así avanzar en la unión presupuestaria de los países miembros,
para que, ante el riesgo de potenciales perturbaciones asimétricas, cada país
pueda hacer los ajustes necesarios.
·
Creación de competencia en todas las
actividades productivas, creándose un mercado de trabajo lo suficiente
flexible, para facilitar los movimientos migratorios entre los países miembros.
·
Crear un marco institucional flexible:
crear un marco suficientemente flexible para que las economías nacionales de
los estados miembros se puedan hacer los ajustes necesarios, en caso de que
existen costes y precios internos.
El
diseño de la UEM no se tuvieron en cuentas las predicciones de esta teoría,
sino que se optó por el establecimiento de unos criterios que garantizasen la
estabilidad macroeconómica.
Con
la estabilidad macroeconómica de la eurozona, permitió una fuerte reducción del
tipo de interés y su mantenimiento en niveles muy bajos, lo que ha llevado a
que los agentes económicos cohesionen con el proceso de integración económica.
En
el caso español, el fuerte crecimiento registrado en el período de 1999-2007
propició desequilibrios económicos, entre los tres desequilibrios se que
destacan:
·
Una tasa
de inflación superior de la mayoría de los países de la zona euro.
·
Un enorme
déficit por cuenta corriente, que ha implicado que España sea una de las
economías con mayor deuda exterior del mundo.
·
Y, la gestión de una burbuja inmobiliaria, cuyo estallido ha afectado, no
solo a la estabilidad bancaria, sino también a las cuentas de las
Administraciones Públicas.
ESTRUCTURA PRODUCTIVA Y
COMPETITIVIDAD
I.
Estructura productiva
El
peculiar modelo de crecimiento español, basado en la actividad inmobiliaria,
explica el incremento del peso de la construcción en la producción y el empleo,
en la década de 1990 hasta la crisis iniciada en el 2007.
Una
de las pautas más consistente del crecimiento económico es el cambio en la
estructura productiva, o cambio en el peso de esta actividad, que se produce
conforme las sociedades progresan.
La
agricultura suele jugar un papel fundamental en las primeras fases de
crecimiento, proporcionando una mano de obra necesaria para el desarrollo
industrial. En el caso Español, esta ha sido uno de los motores de nuestra
economía interna, al igual que la construcción, el sector de servicios y la
automoción.
La
transformación acaecida en la estructura de la estructura productiva de España
desde la década de 1980, puede sinterizarse en tres grandes rasgos:
·
La participación relativa de los
servicios de producción nacional, valorada a precios corrientes, ha aumentado
sustancialmente en el detrimento de los bienes.
·
El peso relativo de bienes y servicios
en la producción real se ha mantenido constante.
·
La participación relativa de empleo en
los servicios ha crecido de forma sostenida, en detrimento del peso de las
actividades productoras de bienes.
II.
Comercio exterior
Desde
comienzos de la década de 1960, el proceso de crecimiento económico de la
economía española se benefició de los efectos dinámicos del comercio
internacional.
Tres
consecuencias de importancia que pueden contribuir a un primer balance agregado
del comercio exterior español, se encuentran:
·
En primer lugar, el aumento en la cuota
de la ventas españolas en los mercados internacionales. Así, las exportaciones
españolas pasaron de suponer el 1,2 a 1.6 por 100 del total mundial, entre 1985
y 2011. Por consiguiente, en 1985 apenas ha habido crecimiento en esta cuota,
lo que constituye una pérdida de aliento competitivo de la economía española,
en los últimos años.
·
Un segundo facto es un notable proceso
de apertura de la economía española, de forma que los flujos del comercio
(exportaciones) apenas alcancen el 31 por 100 del PIB en 1985, suponiendo un 45
por 100 en 2011.
·
En tercer lugar, se constata que la
brecha comercial se ha mantenido en nivel relativamente aceptable. En concreto,
en 2011 la tasa de cobertura se situó próxima al 85 por 100.
III.
La empresa y su internacionalización
El
sistema empresarial de una sociedad condiciona su capacidad de crecimiento
económico y el bienestar de sus ciudadanos.
En
el caso español, la estructura empresarial se caracteriza por el claro
predominio de las PYME (las pequeñas empresas, es decir, aquellas que cuenten
con menos de 50 trabajadores). A 1 de enero de 2011, casi la totalidad de las
empresas españolas tenían menos de 200 trabajadores, según la información
obtenida del Directorio Central de Empresas de INE.
El
predominio de las PYME, es un rasgo común para todas las economías europeas,
pero se encuentra más acentuado en España.
Las
empresas españolas tienen una estructura de propiedad muy concentrada, lo que
resulta consecuente en su reducida dimensión. Basada notablemente en la
propiedad y en la gestión familiar. Este modelo de estructura empresarial, es
distinta de otros modelos, así tenemos: el modelo centroeuropeo, el modelo
anglosajón y el modelo japonés:
El
modelo centroeuropeo se estructura a través de un nivel de accionariado,
principalmente. Los accionistas tienen el control de al menos la mitad de la
empresa.
El
modelo anglosajón, el control mayoritario es ejercido por el accionista
principal, con lo que la mayoría del capital está distribuido entre los
accionistas minoristas.
El
modelo de Japón, por el contrario, se encuentra como un modelo intermedio, cuya
singularidad radica en que el accionista principal tiene una participación
minoritaria, pero suficiente para poder intervenir en las decisiones de la
empresa.
Volviendo
con las PYME, éstas han soportado, en el caso español, elevados costes, en lo
que respecta a los sistemas bancarios. Concretamente en lo que respecta al acceso a la financiación
externa.
El
sistema productivo español está conformado por empresas propietarias de
residentes (nacionales) y de no residentes (multinacionales extranjeras).
Dentro de las empresas nacionales, una parte no tiene actividad internacional,
otra ha alcanzado un considerable grado de internacionalización mediante la
exportación.
La
presencia de empresas multinacionales (EMN) extranjeras en el territorio
nacional se remonta a siglos atrás. Con la entrada de España en el EU mejoró
sus atractivos de localización, como consecuencia de la mayor apertura
económica al exterior y la liberalización de los mercados, potenciando el valor
de las ventajas de costes laborales e intensificando los efectos del
crecimiento de la economía española. Hacia 1990, con un stock de inversión
extranjera equivalente al 13 por 100 del PIB.
El
perfil sectorial de las EMN extranjeras en España, pertenecientes en gran
mayoría a los países de la OCDE, han ido cambiado con el tiempo. En el 2010:
los servicios ocupan la primera posición con el 40 por 100 del stock, seguidos
de manufacturas y energía y agua: ocupando posiciones marginales los sectores
de la construcción (en el comienzo de este siglo, el sector de la construcción
se a colocado en uno de los sectores primarios de nuestra economía).
IV.
Los recursos naturales y energéticos
Los
recursos naturales fueron considerados desde las primeras formulaciones de la economía como una de los factores
productivos fundamentales y determinantes para el crecimiento y de la riqueza
de las naciones. Las preocupaciones de RICARCO o de John Stuart Mill y de
Malthus, por la distribución de recursos dieron lugar a unas predicciones que
vislumbraban un mundo abocado al crecimiento.
La
base física de la economía española resulta, en su conjunto favorable, no
obstante, ha planteado algunos obstáculos en el crecimiento. La carencia de
recursos y la especial dependencia a los recursos energéticos, conduce a unas
bajas cuotas de autoabastecimiento y una elevada dependencia de niveles de
dependencia externa.
En
España contamos con una biodiversidad de las riquezas naturales; pero esta
calidad de espacio acecha la contaminación. Por el aumento de la temperatura
del planeta se encuentran entre los problemas claves de nuestro país.
Numerosas
normas comunitarias para fijar las emisiones de CO2 e en la UE y así cumplir
los objetivos de Kioto. No obstante, en el caso español, se proyecta su
cumplimiento para el 2020.
Por
ello, ponemos de manifiesto la necesidad de reforzar las políticas de recursos
de medioambiente. No solo la cantidad sino, muy especialmente, la calidad de
los recursos naturales y la dotación de elementos que constituyan las bases de
valores sociales y económicos, incidiendo en la competitividad de una economía
sostenible y de uno de los elementos que más abiertamente suscita la
sensibilidad de los ciudadanos, por ello, una decidida actuaciones de políticas
económicas para mejorar nuestro entorno natural y que podamos decir el dicho
aquel: “en España una ardilla podía
cruzar de punta a punta sin tocar el suelo”; algo que hoy en día es
impensable.
Como
hemos señalado en las últimas líneas, es necesario creación de
políticas que incentive nuestro crecimiento interno de una forma sostenible.
Creándose mayores políticas de I+B e impulsando la internacionalización de
nuestras empresas.
Nuestro
modelo de economía depende de muchos elementos externos y de la financiación.
Como hemos apuntado anteriormente, nuestro actual modelo se aglutina en el
sector de la construcción, de la automoción, servicios y agricultura.
Nuestro
actual modelo laboral y nuestra dependencia al petróleo, no nos permite avanzar
e impulsar nuestra economía. Sería conveniente impulsar otros modelos de
abastecimiento, para así evitar ese dependía al crudo. Nuestro clima beneficia
la creación de energías renovables, pero no hemos avanzado mucho en ese sector.
Un cordial saludo,
Elizabeth Bastidas Gerónimo,
Abogada
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