jueves, 25 de septiembre de 2014

Evolución del curso y mi experiencia personal

Buenos días a tod@s:

Esta publicación es un pequeño resumen de todo aquello que he visto en mi segunda carrera de Ciencias Políticas.

Parece que fue ayer cuando empecé a cursar esta carrera, concretamente en el 2012. Decidí estudiar esta carrera para tener una visión distinta del Derecho y porque me encanta la política, a pesar de que en estos días esta rama muestre tantos casos de corrupción.

Todavía recuerdo cuando fui a mi primera clase, no obstante, me duele ver que este último año no he tenido docencia; para mí, la docencia es un punto muy importante en mi formación. Yo soy de las que se lo pasa genial en clases, me siento como Alicia en el país de las maravillas. Esto es así, ya que me encanta ver nuevas posturas, el contacto con las personas y sobre todo... todo aquello que aprendes.

Me considero una persona inquieta, por eso he estudiado esta segunda carrera y llevo ya tres Masters (uno en Negocios Internacionales, otro en Derecho Público y el último de prácticas jurídicas).

Ciencias Políticas me ha aportado una visión distinta del Derecho, he leído sobre K. Marx, F. Engels, A Smile, M. Weber, el movimiento fabiano, el movimiento socialista, el liberalismo, el comunismo, el capitalismo, la economía internacional, la sociología, entre otros muchos aspectos que me han enriquecido como persona.

Parece que fue ayer cuando salí de mi primera carrera (Derecho) y que me propuse emprender este nuevo camino de conocimiento... estoy feliz, ya que gracias esta segunda carrera he visto otras nuevas pasiones de mi vida, por ejemplo, la economía. Esta pasión se muestra algo extendida dentro de mí... hasta tal punto que me he matriculado este año 2014-2015 en el grado de economía por la UNED. Todo un reto para mi, ya que yo no soy de números; pero la economía que me encanta (la economía política), pero para lograr tus metas tienes que luchar para poder conseguirlos. Si todo fuera muy fácil, el sabor de la victoria sería menos significante.

Ya os contaré dentro de unos años si he logrado mi objetivo.

Volviendo con el tema de Ciencias Políticas, me he dado cuenta que todos las carreras tienen un punto de conexión, en el caso de ésta veo que analizamos personajes parecidos pero desde visiones distintas, es el caso de Kant y la filosofía de las cosas.

Me encuentro feliz, estoy feliz ya que estoy apunto de terminar esta segunda carrera (me falta saber tres notas), pero me agrada ver que poco a poco voy logrando aquellas metas que me he propuesto. Admito que de momento no me han dado los frutos esperados, pero durante este camino he conocido personas impresionantes y he aprendido un montón.

Siempre se ha dicho que Ciencias Políticas es más fácil que Derecho, pero hay aspectos de Ciencias Políticas que no te aporta el Derecho. El Derecho se ha convertido en una enseñanza más de derecho positivo, sin embargo, en Ciencias Políticas se analizan problemas y se buscan soluciones distintas. Es una carrera que te ayuda a pensar y a investigar.

La tendencia hoy en día es la especialización, pero yo opino que es bueno ser especialista, pero aquí os voy a explicar por qué creo que viene esa tendencia de especialización. En economía nos enseñan que los Estados deben especializarse para ser competitivos y así mejoran su productividad. Con la especialización les cuesta menos producir y se garantizan su crecimiento, pero veo un problema... qué pasa si todos los Estados se especializan una misma área. Creo que si ocurre eso, la oferta y la demanda se verían afectados y los Estados que tengan la misma especialidad tendrán que bajar los precios de sus productos para así ser más competitivos en el exterior.

Pues si utilizamos esa misma comparativa en el ámbito de las carreras universitarias, con una especialidad tienes menos posibilidad de conseguir trabajos cuando existe mucha competencia (cosa que existe en caso español), ese no es el único problema... también está el problema de las nuevas tecnologías.. es decir, si no te actualizas y sigues estudiando, tu producción podrá bajar, ya que tus competidores sí siguen estudiando. Podría seguir analizando este punto, pero creo que estas primeras pinceladas son suficientes para exponer mis ideas. Sólo apuntar que da indigna ver que en España un camarero cobra más que un licenciado. Creo que es un problema de oferta y demanda, actualmente estamos en una sociedad que posee muchos licenciados (cosa que me encanta, odio el sistema capitalista, en el que para poder estudiar en la universidad tienes que hipotecarte), pero aquí hay otro factor importante, en una sociedad no se necesita tantos licenciados, ya que no hay tantos puestos de trabajos (oferta) así que como hay muchos licenciados (demanda) ni estos salarios bajan e incluso tienes que sentirte afortunada por que te contraten si pagarte  (algo muy triste). Así tenemos un problema houston.... o sigues estudiando o no serás competitivo, creo yo. Por eso te animo a que sigas estudiando y como dice un dicho: "El conocimiento no está de más".

Aquí os dejo mi lema: "Lo difícil se consigue y lo imposible se intenta".

Lucha por todo aquello que desees y verás como en el futuro te dejará sus frutos. No estudies para aprobar, sino para aprender y verás como poco a poco, aquello que has aprendido te servirá para tu futuro profesional.

Os deseo que seáis feliz y seguiré haciendo mis correspondientes publicaciones. Tendré menos tiempo, ya que como os comenté al principio voy a estudiar una tercera carrera y he solicitado el doctorado en Derecho penal. Actualmente investigo sobre el delito contable, art. 310 CP y su relación con el deber del sostenimiento del gasto público en las distintas constituciones. Entre esos y otros más proyectos, no tendré mucho tiempo para escribir, pero me ha encantado esta segunda experiencia de bloggera :).

Un fuerte abrazo,
Elizabeth Bastidas Gerónimo,
Abogada y casi politóloga. 


domingo, 21 de septiembre de 2014

Trabajo sobre la Teoría del Desarrollo capitalista de Paul Marlor Sweezy.

INTRODUCCIÓN
El presente ensayo es una síntesis de la introducción y los primeros ocho capítulos del libro “Teoría del Desarrollo capitalista”, publicado por primera vez en 1942 por Paul Marlor Sweezy. No obstante, no es esta su única obra, ha indagado sobre los monopolios[1] (tema de tesis de Sweezy); se apoyó en las tendencias de la Teoría de la competencia imperfecta y aplicó los instrumentos del microeconomista para explicar el comportamiento de los propietarios y los motivos para que apareciera un exceso de capacidad en el sector en el siglo XIX, explicó los rasgos particulares de la unión en el sector del carbón a principios del siglo XIX en Inglaterra, como resultado del desarrollo de la producción en gran escala, que generaba una tendencia de la “capacidad productiva a sobrepasar al mercado”. La amenaza de una competencia sin cuartel y sus implicaciones para los beneficiarios. Las consecuencias de la promoción de los  monopolios, en lo que respecta los mercados y a las oportunidades de inversión. Los efectos de una subida salarial y su repercusión en la reducción de los beneficios; entre otras muchas investigaciones.
De modo introductorio debemos señalar que este autor fue un economista norteamericano marxista y fundador de la influyente revista "Monthly Review"[2], ha indagado en muchas direcciones para encontrar la respuesta sobre la sociedad y el cambio social. Planteándose interrogantes sobre los “Estudios del desarrollo del capitalismo “de Maurice Dobb, así como la importancia del debate que plantea la transición al socialismo, entre otros muchos temas, entre los que podemos destacar:
·         Fue descrito como el “Decano” de la economía radical. El libro que vamos a sintetizar se conoce como la teoría económica marxista durante la década de 1950 y 1960. Sin embargo esta obra no es sólo una introducción de la economía de Marx, sino que se formuló para explicar las condiciones de la “Depresión” que estuvieron en sus origines, la expansión de la posguerra (la “edad de oro”) y las posteriores crisis de los años 1970 y  1980.
·         Se consolidó como un importante estudioso, gracias al ensayo sobre la curva de demanda oligopolista. Así, en el momento de la publicación del libro “Teoría del Desarrollo capitalista”, su prestigio incrementó de manera significativa; dando a conocer una tradición de estudio marxista hasta entonces inaccesible para los anglófonos.
·         Abrió el debate sobre el problema de la “transformación” marxista de los valores en precio y su consideración de los trabajos de Ladislaus Von Bortkiewicz; y, el debate sobre la teoría marxiana sobre la distinción del “problema del valor cuantitativo y el problema del valor cualitativo”[3] (Destacó la distinción de Marx entre trabajo “abstracto” y trabajo “concreto” que formaba parte del núcleo central del “problema del valor cualitativo”). Marcó una distancia entre la teoría del valor de Marx y de  la economía política clásica, criticando la obra de Dobb sobre sus Teorías del valor y la distribución desde Adam Smith: ideología y teoría económica.
·         Adoptó la distinción entre lo cualitativo y cuantitativo, y se anticipó a los posteriores debates sobre el valor que se desarrollarían entre neorricardianos y marxistas en la estela de los trabajo de Sraffa. También aportó de manera significativa de la tradición clásica del valor del trabajo concreto incorporado por su hincapié en la importancia de la “demanda”.
·         Argumentó que desde el punto de vista de Marx sobre la crisis y los ciclos económicos, existe una diferencia significativa del de los economistas convencionales, los cuales daban por sentado que “la crisis no es el resultado sino más bien la causa de un déficit en la demanda efectiva”.
·         Sobre la teoría del valor, explicó que ésta estaba implícita en una teoría de crisis, que emanaba de la incapacidad de los capitalistas para vender las mercancías por su valor. Y que en raíz de dicha crisis, se encontraba la contradicción entre la producción de valores de uso y el objetivo de generar una plusvalía, la contradicción fundamental del capitalismo.
·         Explicó la Teoría del “subconsumo” de la crisis capitalista y puso de manifiesto su presencia en innegable en los textos de Marx (no obstante, existían unas lagunas en esa teoría).
·         Emprendió el proyecto para completar la obra de Marx, con una cuidadosa formulación de la teoría marxiana del subconsumo.
Por último, cabe señalar que profesor de Economía del socialismo en Harvard, en 1983;  intentó mejorar el nivel del tratamiento del marxismo, a través de su cátedra. Trabajó para llegar a ser un “marxista autodidacta”, puesto que comprendía la importancia del maxismo; rindió al mismo el cumplido de comprender y reconocer la corriente intelectual más importante de la época.

LA TEORÍA GENERAL DEL ESTANCAMIENTO CAPITAL
Sweezy propuso en su “Teoría del subconsumo”, la demostración de que el capitalismo presenta una tendencia a ampliar la capacidad de producción de artículos de consumo más rápidamente que la demanda de artículo de consumo. Señalando que esta tendencia se puede manifestar desde dos vertientes. En primer lugar, cuando se reduce la capacidad de producción por el exceso de producto, existe una tendencia a que exista una crisis. En un segundo caso, cuando la capacidad no se amplia “porque se comprende que la capacidad adicional sería redundante, en relación con la demanda de las mercancías que pudieran producir; entonces, la tendencia no se manifiesta en una crisis, sino más bien, en un estancamiento de la producción. Por lo tanto, un estancamiento en la producción, deberá entenderse como un estado de cosas normal en las condiciones del capitalismo.
Resultaría más exacto describir la argumentación de Sweezy como una teoría de la crisis basada en la sobreacumulación más que en subconsumo. Así, es razonable pensar que lo esencial es el reconocimiento de que la inversión no sólo es un componente de la demanda agreda, también aumenta la capacidad productiva.
La teoría de la crisis de Sweezy equivalía, entonces, al argumento de que normalmente no se cumpliría dicha condición; en consecuencia, si la división proporcional de la producción es precisamente la que prescribe la condición de equilibrio para la reproducción ampliada, entonces la oferta y la demanda deben equilibrarse exactamente. Sin embargo, dicha condición como caso norma iba en contra de la característica específica del capitalismo, a saber, que es un sistema en el que el objetivo de la producción no es su armonización sino la expansión del capital.
Sweezy propuso que la potencia de las nuevas industrias como fuerza contrarrestante dependía de la parte relativa de la inversión total que absorbiesen; aun continuaría apareciendo nuevas industrias, su importancia relativa disminuiría a media que el país se fuera industrializando. Es decir, con el tiempo, siempre existirá una tendencia a paralización de la producción, derivada del total abastecimiento de la población.
Por otro lado, una tasa decreciente de crecimiento de la población supondría el eclipse dramático de otra fuerza contrarrestantes fundamentales del capitalismo desarrollado.  Es por ello que si a mi entender, si no existe una planificación de la producción, esta siempre tenderá a disminuir, salvo que existan factores externos que ocasionen su incremento. Por ejemplo, nuevas tasas de crecimiento, nuevas poblaciones, es decir, nuevos consumidores. No obstante, a pesar de todo ello, en algún momento, toda la población será abastecida, no consumirá más bienes y de esa  paralización del consumo, se generará un excedente en la producción y entraremos nuevamente en una crisis.
He aquí el resultado de que en los países capitalistas maduros y desarrollados, los efectos en la reducción de la demanda, producen un estancamiento crónico en las economías consumistas o capitalista. Es decir, el subconsumo es una enfermedad de la vejez.
La Teoría del desarrollo capitalista no guardaba silencio sobre el tema de los monopolios. Sweezy describió que la tendencia a un aumento de los precios y de los beneficios en los sectores concentrados, la reticencia a ampliar la producción en dichos sectores. Identificó como una fuerza contrarrestante el aumento de los costes de venta como resultado de la competencia no basada en los precios, característica de las industrias concentradas.
Sweezy siguió a Hasen en la insistencia en la importancia del declive del crecimiento de la población, la tendencia decreciente de la tasa de ganancia y las consecuencias de éstas frente al modelo capitalista de producción y consumo.
La obra de Sweezy, a parece como una crítica a los Keynesianos desde una perspectiva marxista.
El problema central de lo inadecuado de las soluciones Keynesianas es que no veían el problema en la “manifestaciones de la verdades naturaleza del propio sistema capitalista”. En consecuencia, si bien Keynes “pudo demostrar la irreflexiva de la ley de Say, pero estaba afirmando de hecho la imposibilidad de lo que en realidad estaba ocurriendo”.  Sin poder dar una crítica de la sociedad existente con su modelo capitalista.
Keynes atribuía los problemas de sociedad a un fallo intelectual y no al colapso de un sistema social, es decir, como expuso Sweezy, puede decirse que los keynesianos veían la crisis del capitalismo como una crisis del intelecto.

LA TEORÍA GENERAL EN LA EDAD DE ORO
Para Steindl, el efecto de una tasa de explotación creciente en el ámbito de la producción no se reflejaría en un incremento real del excedente conseguido sino, más bien, en un menor grado de utilización de la capacidad, “de manera que no existe un desplazamiento de la renta potencial de los trabajadores al despilfarro en forma de exceso de capacidad.” Así, respondiendo a la crítica de Kaldor, que argumentó que un excedente creciente es del todo compatible con una parte de los salarios en la renta nacional estable (e incluso creciente), “por la sencilla razón de que el incremento del excedente adopta la forma de un incremento del despilfarro. En efecto, se había producido una generalización de la categoría del despilfarro. A través de varias formas: el excedente de crecimiento se puede consumir (i); invertir (ii); y se puede despilfarrar (iii). Dada la incapacidad natural y la inversión capitalista para absorber el excedente que el capitalismo monopolista era capaz de producir, el despilfarro había llegado a ocupar el centro del análisis de esta teoría de Sweezy.
Aunque Marz había tratado los gastos asociadoS a la venta de las mercancías como una deducción de la plusvalía total, Baran y Sweezy proponían que la promoción de venta había “llegado a desempeñar un papel, tanto en el aspecto cuantitativo como cualitativo, que superaba cuanto jamás pudiera haber llegado a imaginar Marx. Por lo tanto, ese excedente que no habría producido en ausencia de un despilfarro como el que suponía la publicidad; pero también el gasto público y el imperialismo. Es por ello que para Baren, el sistema necesitaba el despilfarro para “absorber el excedente económico sobrante u ofrecer un estímulo adecuado para una inversión adicional mediante la demanda agregada.
Para Baran y Sweezy, la ignorancia en el proceso de trabajo no suponía que se hubiesen olvidado de la lucha de clases, sino que se habían argumentado que el aumento de los salarios de los trabajadores siderúrgicos se realizaba a expensa de los consumidores de acero; y esto no era privativo de un sector concreto, así que, el reparto de los beneficios monopolistas incrementan entre las grandes empresas y unos sindicatos fuertes se generaliza en los sectores de la economía organizada de forma monopolística.
En 1971 Sweezy llegaba a la conclusión de que durante el periodo de la posguerra había quedado cada vez más claro que la contradicción principal del sistema, al menos en el periodo histórico actual, no se da en la parte desarrollada sino entre las partes desarrolladas y subdesarrolladas y que en el sistema planetario, los sujetos revolucionarios habían pasado a ser “la masa de esos dominios explotados”.

Teoría del desarrollo capitalista no guardaba silencio sobre el tema de los monopolios. En un apartado posterior, Sweezy describió la tendencia a un aumento de los precios y de los beneficios en los sectores concentrados, la reticencia a ampliar la producción en dichos sectores (debido al efecto potencial sobre la tasa de ganancia), un sesgo creciente a favor de las innovaciones economizadoras de fuerza de trabajo y la posibilidad de que el aumento de los monopolios condujese a un aumento de la tasa de plusvalía, con lo cual reforzaría la tendencia al subconsumo. En este sentido, el efecto de los monopolios intensificaba claramente la tendencia inherente del capitalismo. Por otro lado, Sweezy identificó como una fuerza contrarrestante el aumento de los costes de venta como resultado de la competencia no basada en los precios, característica de las industrias concentradas; esa fue la única
característica que consideró explícitamente en la explicación de la tendencia general al estancamiento.  Keynes y el argumento de su más destacado paladín norteamericano, Alvin Hansen (que se incorporó al equipo docente de Harvard en 1937), sobre el estancamiento secular. En efecto, Sweezy recibió sin duda alguna una profunda influencia de Keynes y Hansen. Como observó en 1946, «la sensación de liberación y de estímulo intelectual que generaba de inmediato la Teoría general» solo pueden apreciarla plenamente quienes se formaron como economistas durante el período anterior a 1936. Análogamente, en una recensión de Full Employment or Stagnation de Hansen, en 1938, calificó de “brillante y profundo” el análisis de este último y, varios años después, elogió la contribución de Hansen a un «renacimiento de la economía científica». La influencia de Hansen, en particular, es ciertamente visible, no solo en Teoría del desarrollo capitalista sino también en un libro publicado en 1938, An Economic Program for American Democracy (Un programa económico para la democracia americana), en el que colaboró Sweezy Entonces, ¿Sweezy era tan solo un keynesiano de izquierdas en aquella época? A pesar de que en Teoría del desarrollo capitalista había elementos inspirados claramente en Keynes y Hansen, eso no basta para concluir que se le pueda considerar un keynesiano; como tampoco se puede considerar ricardiano a Marx por parecidos motivos. Lo que cuenta es el marco en el cual incorporaron dichos elementos. Si bien Sweezy siguió a Hansen al insistir en la importancia del declive del crecimiento de la población, ofreció una explicación completamente distinta; igual que hizo Marx con las teorías clásicas, como la de la tendencia decreciente de la tasa de ganancia. Sobre todo, la obra de Sweezy aparece como una crítica a los keynesianos desde una perspectiva marxiana.
 En lugar de concentrar la atención en los elementos keynesianos que se encuentran en Sweezy, lo que en verdad hay que preguntarse es cómo, trabajando dentro del marco neoclásico, Keynes llegó a elaborar una argumentación tan fácilmente absorbible dentro de un marco marxiano. Igual que Marx había argumentado que los economistas políticos no comprendían el fundamento subyacente de sus propias leyes (teorías), Sweezy también insistió constantemente en que los keynesianos sabían qué ocurría durante la Depresión pero no comprendían por qué ocurría. “Hansen comprende muy bien qué va mal en nuestra economía actual, y eso es bueno. Pero planteen la pregunta que se hace este libro: ¿por qué han ido así las cosas? y no encontrarán mayores respuestas.”  El problema central lo constituía, evidentemente, lo inadecuado de las soluciones keynesianas.
 Los keynesianos –indicaba Sweezy– no veían que los problemas eran “manifestaciones de la verdadera naturaleza del propio sistema capitalista”.  En consecuencia, si bien Keynes “pudo demostrar que sus colegas economistas, con su aceptación irreflexiva de la ley de Say, estaban afirmando de hecho la imposibilidad de lo que en realidad estaba ocurriendo”, Sweezy argumentó que, en cambio, había sido incapaz de proceder luego a una crítica de la sociedad existente.

Durante la Edad de oro. En efecto, a ella se incorporó un nuevo elemento. Al describir su teoría en 1980, Sweezy indicó que ésta «se apoya en, o combina, una línea de pensamiento que tiene su origen en Michal Kalecki y alcanzó su plena expresión en la obra de Steindl, publicada a principios de los años cincuenta, Maturity and Stagnation in American Capitalism (Madurez y estancamiento en el capitalismo estadounidense)». A pesar de la “curiosa ausencia en la teoría keynesiana» de la conexión entre monopolio (en el plano microeconómico) y estancamiento (en el plano macroeconómico), Kalecki había integrado ambas cosas. “Y, evidentemente, Steindl siguió el ejemplo de Kalecki”.
 Este reconocimiento de una influencia teórica ya había aparecido antes en el libro de Paul Baran y Sweezy Monopoly Capital (El capital monopolista) (que Sweezy describió como una “versión más simple” de la argumentación de Kalecki/Steindl). Allí Baran y Sweezy elogiaban a Kalecki y Steindl por haber integrado en sus modelos macroeconómicos el monopolio en el plano microeconómico. Y, como señalaban, “cualquiera que esté familiarizado con la obra de Kalecki y Steindl reconocerá fácilmente que los autores de la presente obra les deben mucho.”
Señaló que en una industria competitiva, esos ahorros eran sensibles a la demanda: con una escasez de capacidad productiva, los elevados márgenes de beneficio resultantes aumentarían el ahorro interno y, por consiguiente, la acumulación; análogamente, un exceso de capacidad productiva generaría una competencia, que reduce los márgenes de beneficio y, por consiguiente, el ahorro interno.
 Pero en las industrias oligopolistas, no se remediaba de ese modo el exceso de capacidad porque se evitaba la competencia de precios y “por esto existe un sesgo permanente a favor de unos márgenes de beneficio elevados y un exceso de capacidad”.
Además, el exceso de capacidad desanima de la inversión adicional mientras que una diversidad de factores inhiben la afluencia de la inversión hacia los sectores competitivos. La teoría de Steindl contenía, por consiguiente, una explicación del estancamiento a largo plazo de la acumulación de capital asociado a un declive secular de la competencia.
 Sin embargo, como hemos visto, todos esos elementos ya estaban presentes en la obra del propio Sweezy. Por otra parte, se podría considerar que dotar a los mismos de un principio organizador constituyó una aportación fundamental. El lugar adecuado para examinar la nueva combinación es Monopoly capital, que Baran y Sweezy empezaron a escribir en la primavera de 1956, mientras Baran estaba concluyendo su Political Economy of Growth
El motivo central del “estancamiento de la ciencia social marxiana» era no haber situado el monopolismo en el centro del análisis. El proyecto, un intento de «remediar esta situación de manera explícita y francamente radical», estaba organizado en torno a “un tema central: la generación y absorción del excedente bajo condiciones de capitalismo monopolista.”
 Aparte del aparente desplazamiento terminológico de la plusvalía al concepto de “excedente”, lo que llama de inmediato la atención es el concepto de absorción del excedente. Baran había considerado explícitamente ambos aspectos en su libro (inspirado en Kalecki y Steindl y también en Sweezy). De hecho, en 1956, después de leer las galeradas de The Political Economy of Growth, le había escrito a Sweezy expresando su esperanza de que el análisis del capitalismo monopolista contribuyese a arrancar al “pensamiento marxista sobre el capitalismo monopolista del punto muerto en que se encuentra para conducirlo a considerar con mayor profundidad lo que ambos consideramos el quid de la cuestión: la generación y absorción del excedente económico.”
 Como concepto, la generación del excedente no planteaba especiales dificultades a primera vista. El análisis introductorio examinaba la capacidad de las grandes empresas para mantener unos precios altos y evitar la competencia de precios, a la vez que reducían los costes de producción. Después de hacerse, así, con la parte del león del aumento de la productividad, la proyección se caracterizaba por unos márgenes de beneficios continuamente crecientes; a diferencia de la argumentación anterior de Sweezy, el núcleo central lo constituía ahora una tasa de explotación creciente en el ámbito de la producción.
 Quedaba implícito, por lo tanto, un aumento de la parte del producto nacional correspondiente a los beneficios y, de hecho, una ley del capitalismo monopolista según la cual el excedente tiende a aumentar tanto en términos absolutos como relativos con el desarrollo progresivo del sistema. No obstante, como subrayaron Baran y Sweezy respondiendo a una argumentación de Nicholas Kaldor, ese crecimiento relativo del excedente no quedaba necesariamente de manifiesto en las estadísticas de las cuentas nacionales. Lo que se planteaba era el problema de la realización del valor excedente, un problema más crónico que en tiempos de Marx. En efecto, solo los beneficios realizados quedan registrados; y los beneficios potenciales dejan su huella en el registro estadístico bajo la forma paradójica de desempleo y exceso de capacidad.
 La genealogía de esta argumentación está clara. Su origen se encuentra en Kalecki: Imagínese, por ejemplo, que como resultado del aumento del grado de monopolio, aumenta la parte relativa de la renta bruta correspondiente a los beneficios. Éstos se mantendrán invariables puesto que continuarán estando determinados por la inversión, que depende de las decisiones de inversión pasadas, pero los salarios reales y la renta o el producto brutos se reducirán. El nivel de renta o de producción disminuirá hasta el punto en que la mayor parte relativa de los beneficios genere el mismo nivel absoluto de beneficios.
 Aunque Kalecki había considerado la posibilidad de un crecimiento retardado y el potencial de crecimiento de la capacidad no utilizada, quien ejerció una influencia directa sobre Monopoly Capital fue Steindl. Éste argumentó que el motivo de que no se observe una reducción de la parte de la renta correspondiente a los salarios (o un aumento de la parte correspondiente a los beneficios) cuando aumenta el margen de beneficios bruto es que el aumento de la parte correspondiente a los beneficios solo es potencial, o sea que solo existe como tendencia. Por consiguiente, el aumento del oligopolio incrementa la producción de valor excedente, pero este último solo se puede realizar en la medida en que exista un volumen correspondiente de inversión y de consumo de los capitalistas. Si dicho volumen no aumenta, el aumento de la tasa de valor excedente producido no se traducirá en ningún incremento del valor excedente realizado, sino solo en exceso de capacidad.

 Por lo tanto, para Steindl, el efecto de una tasa de explotación creciente en el ámbito de la producción no se reflejaría en un incremento real del excedente conseguido sino, más bien, en un menor grado de utilización de la capacidad, de manera que no existe un desplazamiento de la renta real de los salarios a los beneficios, sino un desplazamiento de la renta potencial de los trabajadores al despilfarro en forma de exceso de capacidad.  
 Marx había tratado los gastos asociados a la venta de las mercancías como una deducción de la plusvalía total, Baran y Sweezy proponían que la promoción de ventas había llegado a desempeñar un papel, tanto en el aspecto cuantitativo como cualitativo, que superaba cuanto jamás pudiera haber llegado a imaginar Marx». Y, en esencia, ese nuevo papel consistía en que la publicidad y otros gastos asociados a la venta habían llegado a constituir un importante modo de utilización del excedente económico. Se trataba de un despilfarro de recursos, pero con la presencia de desempleo y de capacidad no utilizada; dichos recursos habrían permanecido inutilizados en otro caso: la publicidad genera una adición neta a la inversión y a la renta.
 Eso suponía un cambio de posición. Sweezy había argumentado anteriormente que el aumento de los gastos asociados a las ventas actúa como una fuerza contrarrestante frente a la tendencia general del capitalismo al subconsumo/sobreacumulación, toda vez que desvían la expansión de las fuerzas productivas «por canales socialmente innecesarios y, por lo mismo, de despilfarro. En El capital monopolista, en cambio, ese despilfarro de recursos no solo incrementa el producto sino que la promoción de ventas absorbe, directa e indirectamente una gran cantidad de excedente que de lo contrario no se habría producido.
 Se introducía un concepto operativo muy distinto: un excedente que no se habría producido en ausencia de un despilfarro como el que suponía la publicidad (pero también el gasto público y el imperialismo). Si bien ese concepto era coherente con el marco de Kalecki/Steindl, en Monopoly Capital algunas de sus características distintivas procedían de Baran. Se había producido un desplazamiento del “excedente real” al “excedente potencial”, esto es, al excedente que se produciría y realizaría con un nivel de pleno empleo.
 En el contexto del trabajo de Baran sobre los países subdesarrollados, el hincapié en la utilización de recursos disponibles no utilizados o subutilizados y la necesidad de movilizar el excedente económico potencial para desarrollar las fuerzas productivas se hacía eco de las preocupaciones de los economistas clásicos. Hacer extensivo el concepto de excedente potencial al capitalismo monopolista suponía, empero, un importante desplazamiento del foco de atención. Como ha observado Harry Magdoff en relación con el desarrollo del concepto en Baran, el excedente potencial es un concepto activo, operativo: permite comprender el despilfarro, la ineficiencia y las posibilidades incumplidas del capitalismo monopolista.
 Para Baran, el sistema necesitaba el despilfarro para absorber el excedente económico sobrante u ofrecer un estímulo adecuado para una inversión adicional mediante la expansión de la demanda agregada; y Monopoly Capital siguió su argumentación en ese aspecto. Además de apoyarse en Kalecki y Steindl en lo que se refiere a la relación entre el monopolio y la tendencia al estancamiento, la obra también hizo extensivo a la categoría del despilfarro el modo en que Kalecki había tratado el déficit presupuestario y el excedente de las exportaciones, mediante la incorporación del concepto de excedente económico potencial.
Este último no dejaba de ser, sin embargo, un elemento problemático, especialmente en lo respecta al intento de determinar el excedente potencial sumando los diversos componentes del despilfarro a los beneficios (y otras rentas de la propiedad). No obstante, combinado con el marco de Kalecki/Steindl, permitió que Monopoly Capital respondiera a los dos interrogantes que allí se planteaban: por qué no se había repetido una severa depresión y por qué el capitalismo monopolista era un terreno yermo.

 En la década de 1930, Sweezy había formulado la pregunta oportuna: ¿por qué presenta el capitalismo una tendencia al desempleo crónico y al estancamiento? En la Edad de oro del capitalismo, Monopoly Capital se planteaba otra pregunta igualmente oportuna. Y sus respuestas encontraron una audiencia receptiva en el marco de los gastos asociados a las ventas y los impuestos –en la medida en que se detraen de la plusvalía– reducen la tasa de explotación realizable y, por consiguiente, la pendiente de la línea que representa la parte de los beneficios (es decir, aumentan el producto pero no los beneficios). Es lógico sumarlos para reconstruir el excedente generado en el marco de la producción. En cambio, estimar el excedente sumando a los beneficios el gasto indiferenciado del gobierno y la publicidad (conforme a la teoría de que éstos “absorben” una parte del excedente) supone contar dos veces los beneficios que aquéllos posibilitan.
En Monopoly Capital se descuida casi por completo un tema que ocupa un lugar central en el estudio marxiano del capitalismo: el proceso de trabajo. Cuestiones como la naturaleza del trabajo, la psicología de los trabajadores, las formas de organización de la clase obrera, etc., todos ellos temas obviamente importantes –reconocían los autores– que se tendrían que tratar en cualquier estudio completo del capitalismo monopolista, estaban ausentes.
Aunque Sweezy sugirió luego que la laguna se debía a que él y Baran carecían de «la cualificación necesaria» -de «la experiencia directa crucialmente importante»-, el silencio tenía un fundamento algo más profundo.
 Baran y Sweezy insistieron en que ignorar el proceso de trabajo no suponía que se hubiesen olvidado de la lucha de clases: La iniciativa revolucionaria contra el capitalismo, que en tiempos de Marx correspondía al proletariado de los países avanzados, ha pasado a las manos de las masas empobrecidas de los países subdesarrollados que luchan para liberarse de la dominación y la explotación imperialistas. Había un motivo para que así fuera. Varios años antes, Sweezy y Huberman habían argumentado que el aumento de los salarios de los trabajadores siderúrgicos se realizaba a expensas de los consumidores de acero; y esto no era privativo de un sector concreto: «el reparto de los beneficios monopolistas incrementados entre las grandes empresas y unos sindicatos fuertes no se ha limitado a la siderurgia sino que ha sido más bien bastante generalizado en los sectores de la economía organizados de forma monopolista.
 El proceso de trabajo capitalista y los trabajadores desaparecieron, por lo tanto, como tema de Monopoly Capital porque no se consideraba que los trabajadores actuasen como sujetos bajo el capitalismo monopolista. Los trabajadores organizados se habían consagrado a cumplir el papel de socio menor de una sociedad dominada por la Gran Empresa. Una opinión que no resulta sorprendente en un país que no solo carecía de un movimiento revolucionario sino también de un partido que representara a los trabajadores.
En 1967 señaló que los trabajadores del sector de producción habían conseguido hacerse con una parte del aumento sustancial de la productividad, aunque también citaba el argumento de Lenin en el sentido de que el botín imperialista permite que los capitalistas puedan sobornar y atraer a su bando a una aristocracia obrera.
 Monopoly Capital respondía de ese modo a otra pregunta: ¿qué se ha hecho de la clase obrera? Un proletariado menos y no más revolucionario en los países desarrollados era una característica inherente de la era del capital monopolista. Sin embargo, el capitalismo se tenía que considerar como un sistema mundial que comprende tanto a los (relativamente pocos) países industrializados como a sus (relativamente numerosos) satélites y dominios y, en ese sistema planetario, los sujetos revolucionarios habían pasado a ser las masas de esos dominios explotados.
En 1971, Sweezy llegaba a la conclusión de que durante el período de la postguerra había quedado cada vez más claro que la contradicción principal del sistema, al menos en el período histórico actual, no se da en la parte desarrollada sino entre las partes desarrolladas y las subdesarrolladas.

EL MÉTODO DE MARX

Desde un punto de vista formal, la metodología económica de Marx puede parecer similar a la de sus predecesores clásicos y sucesores neoclásicos. Marx era un resultado partidario del método abstracto-deductivo que fue una característica muy acusada de la escuela de Ricardo. No obstante, Marx aceptaba y practicaba lo que los teóricos modernos han llamado “el método de las aproximaciones sucesivas”, que consiste en avanzar paso a paso de lo que más abstracto a lo más concreto, eliminando suposiciones simplificadoras en las etapas sucesivas de la investigación, de modo que la teoría pueda tomar en cuenta y explicar una esfera cada vez más vasta de fenómenos reales.
El principio de la abstracción es por sí mismo incapaz de rendir conocimiento; las dificultades estriban en la manera de explicarlo. Surgiendo aquí dos cuestiones. La primera: qué problema se examina? Y la segunda: ¿Cuáles son los elementos esenciales del problema? Por citar algunos economistas que han planteado para su estudio: “la naturaleza y la causa de la riqueza de las naciones (Adam Smith); “las leyes que rigen la distribución de los productos de la tierra (Ricardo); las acciones del hombre en los asuntos ordinarios de la vida (Marshall); los precios y sus causas y corolarios (Davenport); la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos (Robbins). La principal preocupación de Marx era la sociedad en su conjunto y muy especialmente el proceso del cambio social. La economía política es importante puesto que es una esfera donde el ímpetu del cambio social ha de encontrarse. Marx no trataba de reducirlo a términos económicos, sino que intentó descubrir la verdadera interrelación de los factores económicos y no económicos en el conjunto de la existencia social.
Por lo tanto, Marx se dedicó a estudiar la economía política, desde el punto de vista de las leyes que rigen los cambios en la producción. A diferencia de Hegel que ponía énfasis en el proceso y el desarrollo a través del conflicto entre fuerzas opuestas o contradictorias (así descubrió lo que él llamó conflicto de clase).

Marx escribió el Manifiesto comunista en 1847 y como nota introductoria destacar indicó que la historia de todas las sociedades que han existido hasta aquí es la historia de la lucha de clases. Las fuerzas económicas en acción se manifiestan en conflictos de clases bajo el capitalismo, como bajo las formas anteriores a la sociedad.






[1] “Monopoly and Competition in the English Coal Trade.”
[2] Tras el regreso de Sweezy a Harvard después de la guerra, quedó claro que no tenía posibilidades de que le volvieran a contratar como profesor; no obstante, dada su situación económica, decide renunciar a su puesto y comenzó con Leo Huberman para crear la Monthly Review.
[3] Señaló que “El economista no puede ya confinar su atención a las relaciones cuantitativas que nacen de la producción de mercancías; debe dirigir también su atención al carácter de las relaciones sociales subyacente en la forma mercancía (…)” Véase infra, p. 62.

sábado, 13 de septiembre de 2014

La ideología y la Economía: existen puntos de conexión.

Las teorías ideales de la historia, se han centrado en interpelaciones de ideales de lo que es bueno y correcto, a las que han concedido una importancia primordial. Pero las consecuencias de una contradicción social es la creación de un “dilema”.
El marxismo se ha centrado, tradicionalmente en una contradicción fundamental: la que se da entre las fuerzas y las relaciones de producción, que apunta directamente a un cambio en la posición de las clases y en los parámetros de su lucha. Pero también es posible que se desarrollen contradicciones políticas e ideológicas, contradicciones que  sitúen esencialmente entre las relaciones de dominación social y las fuerzas de ejecución de las tareas sociales de Estado y, desde el punto de vista ideológico, entre el sometimiento y la cualificación. Así pues, la contradicción ideológica no se refiere a la falta de coherencia lógica de un determinado discurso, que caso siempre es secundaria con relación a su eficacia social.
Supongo que las ideas revolucionarias de las época hicieron que se crearan nuevos movimientos ideológicos, y por otro lado, las condiciones de sometimiento-cualificación ideológica de los sujetos económicos, el hambre, el desempleo, la bancarrota y todos sus opuestos, pueden haber motivado a una nueva creación de ideología en una determinada sociedad. Cómo sino explicar que con tantos parados y con todos los problemas económicos de nuestro entorno nuestra sociedad no haga nada? Entiendo que eso es así por los ideales sociológicos de nuestro entorno y de las ideas de qué es bueno de lo qué es malo. Entiendo que un proceso de formación ideológicas no sólo tiene que ver con las ideologías, sino con las propias situaciones de nuestro entorno y de aquello que el ser humano puedo o no permitir. Si permito que las personas de una biblioteca hablen dentro de ella, con el tiempo ese comportamiento se verá como algo asumido por todos. Algo que no tiene que ver con la educación sino en la concepción de lo que entendemos con qué es bueno y qué es malo. Con esto no abogo a la revolución, sino a la lucha de nuestros derechos; puesto que en la actualidad lo que existe es un conflicto entre conflicto político, violencia colectiva, una crisis en sociología políticas y una falta existencial de valores cívicos y éticos.

LA CIENCIA ECONÓMICA: ORIGEN Y EVOLUCIÓN:


LA CIENCIA ECONÓMICA: ORIGEN Y EVOLUCIÓN:


Antes de analizar el sistema económico mundial, creo que es conveniente conocer un poco más sobre la economía; su estudio como ciencia, origen y evolución.

Siguiendo lo que señala JAVIER MARTÍNEZ PEINADO en su manual de Economía Mundial. podemos decir que la economía nace como ciencia y surge de la necesidad de explicar los fenómenos propios de la parcela de la realidad social que atañen a la creación y la distribución de la riqueza. 

Pero, qué es la ciencia?

A) LA CIENCIA:

La palabra ciencia es comúnmente usada como la actividad intelectual que, mediante la aplicación de un método, intenta explicar algunas parcela de la realidad objetiva.

La historia del conocimiento científico no es un devenir lineal, sino que está inmerso en la propia historia social (espero que no penséis que es un juego de palabras: historia, ciencia y lo social, no lo es; sólo es necesario destacar que existe interrelación entre todos estos conceptos y que serán expuesto pequeño artículo).

B) LA CIENCIA ECONÓMICA:

Bajo ésta ciencia se creo la economía política, que es la ciencia que se ocupa de las leyes de la producción, la distribución. el cambio y el consumo.

La economía política nos explica las leyes de acumulación del capital.

El paradigma central de la economía política es la libertad, al igual que ocurre en otras ciencias, como es el caso de las ciencia jurídica y políticas que nacen en el siglo XVIII.

Siguiendo con el paradigma de economía política, ésta se refiere a las siguientes libertades:
  1. Libre competencia.
  2. Libre contratación de los trabajadores.
  3. Libre mercado en las relaciones entre productores y consumidores.
  4. Libre cambio en el comercio entre países.
  5. Libre movimiento de personas, espacial y sectorial.
  6. Libre movimiento del capital, espacial y sectorial.
Algunos de estos puntos serán analizados en las siguientes publicaciones de este blog.

C) LA EVOLUCIÓN DE LA CIENCIA ECONÓMICA:

La evolución de la ciencia económica como ciencia, con sus paradigmas (El paradigma es una"verdad", es comúnmente aceptada esta terminología en el conjunto científico. Son la base que permite la elaboración de teorías y sobre las que se asienta el conocimiento científico de cada ciencia) y revoluciones correspondientes.

D) LAS DISTINTAS ESCUELAS: LOS CLÁSICOS, LA ESCUELA MARXISTA Y LA ESCUELA NEOCLÁSICA

  • La escuela clásica:
Los primeros autores que desarrollaron esta ciencia, son conocidos como los "clásicos" o escuela clásica; enumeraron las leyes más generales del capitalismo, las ley del valor trabajo, entre otras. 

Estos autores identificaron las leyes del capitalismo como las leyes "eternas" de toda organización social (mediante la acción de la llamada "mano invisible").

Los principales"clásicos" son: Cantillon, Adam Smith, David Ricardo, T. Malhus, Rodbertus, Sismondi y Stuart Mill.

Sus análisis explican que la producción, distribución de riqueza, ventajas del librecambio y la división del trabajo.

  • La escuela marxista:
Ésta escuela puede llamarse la primera revolución científica de la economía política. Se fundamenta en la obra de K. Marx (El capital) y F. Engels.

Ambos autores mantuvieron el ámbito de globalidad de la economía clásica, pero las desarrollas desde una nueva óptica, conocida como la Teoría del valor-trabajo.

Ésta escuela tuvo importantes desarrollos posteriores a Marx, a través de las aportaciones de K. Kautsky, Rosa Luxemburg, R. Hilferding, N. Bujarin, Lenin, Grossman, entre otros muchos.


Teoría del Gasto Público

Buenos días a tod@s.

Tras la noticia del día de ayer sobre el incremento de la deuda pública española, he visto conveniente realizar un capítulo a este tema.

Lo titularé La Teoría del Gasto Público y para el análisis del mismo, he utilizado el libro de Enrique García Viñuela, titulado “Teoría del Gasto Público”, editorial Minerva ediciones, 1999.

INTRODUCCIÓN

La economía del Estado se apoya en algunas teorías, es decir, en algunas estructuras de motivaciones lógicas que permiten predecir los efectos de la intervención.
Hoy en día existe un nuevo enfoque o un nuevo paradigma para la Hacienda Pública, que comenzó hace unos cincuenta años, con la aplicación de los modelos de la microeconomía al funcionamiento del sector público.
Con este nuevo enfoque, el Estado dejó de verse como algo anterior a los individuos o superior a ellos, para interpretarse como un instrumento que se crea para alcanzar fines individuales a través de la acción colectiva.
Los problemas del gasto público en una democracia, pueden abordarse desde la toma de decisiones políticas que afectan a los individuos, así como desde la tutela preferente de gastos, entre otros muchos aspectos.

TEORÍA DEL GASTO PUBLICO

Para entender el gasto público tendremos que analizar la finalidad del Estado, ya que en función de que ideología política tengamos, el gasto del Estado deberá destinarse a una finalidad distinta. Aquí entraría en juego los bienes puros públicos, pero todos estos puntos son juicios de valor.
Pero ese es un tema extenso, tendríamos que analizar qué es Estado; pero ese concepto no es unitario, puesto que en función de nuestra ideología política debatiremos cuál es la función del Estado y qué es el Estado. Si os interesa el tema, os introduzco ese análisis con la siguiente lluvia de ideas “Brainstorm” (de todos modos.. os publicaré unos comentarios sobre las ideologías; que aunque parezca que no se relaciona con la economía, a mí entender sí existe una gran relación, tal y como expondré en la conclusión de ese tema.
IDEOLOGÍAS
CLASIFICACIÓN
IDEAS LIBERALES:
·      PRIMERA ETAPA: Liberalismo clásico, desde John Locke a Benjamin Constant. 
·      SEGUNDA ETAPA: Liberalismo conservador, desde Edmund Burke hasta Robert Nozick.
·      TERCERA ETAPA: Liberalismo radical, desde Thomas Paine hasta John Rawls 

IDEAS SOCIALISTAS:
·      ETAPA FUNDACIONAL: Karl Marx y Friedrich Engels
·     ETAPA DE CAMBIO: El Fabianismo (ajena a la posición maxista) y el Revisionismo (propuesta de revisión del marxismo.
·     ETAPA DE ANARQUISMO:
·     ETAPA DEL COMUNISMO:
·     ETAPA DEL NACIONALISTA Y FEDERALISMO.
·     ETAPA DEL FASCISMO
·     ETAPA DEL POPULISMO.
·     ETAPA DEL COMUNITARISMO.
·     OTRAS ETAPAS.

En función de la etapa que nos encontremos, se analizará la función del Estado desde una forma distinta. No obstante, si queréis más información sobre este tema, os recomiendo el Manual de "Ideologías y Movimientos Políticos Contemporáneos”, Joan Antón Mellón., Editorial Tecnos 2da. Edición 2012.

Volviendo con las teorías del gasto público, podemos resumir que en función de nuestra ideología política, tendremos una concepción distinta del Gasto Público y de que es el Estado todo esto se relaciona con estas ideas:
  1. ·         La finalidad del Estado
  2. ·         Los bienes del Estado, lo cual tiene estrecha relación con el gasto público, puesto que a mayor tamaño del Estado, mayores gastos. Y en función de nuestra ideología entenderemos que el Estado entenderemos los bienes públicos como bienes puros públicos o bienes privados.
  3. ·         Las externalidades también pueden afectar al gasto público. "Las externalidades son efectos indirectos de las acciones de un agente sobre el bienestar de otros agentes” (definición del autor de Enrique García V). Es decir, las externalidades son comportamientos que no hemos realizados nosotros, sino unos terceros, pero que nos influyen a nosotros y que no podemos controlar. Por ejemplo EE.UU crea una medida económica y hace que el dólar se devalúe, a Europa le afecta económicamente, puesto que si el dólar es más débil y el euro es más fuertes. Entonces nuestros productos son más caros y se convierten en menos competitivos. Este aspecto nos afectas y sin embargo, nosotros no hemos incidido en esa decisión.
  4. ·         La seguridad social también genera un gasto público. Recordemos que en nuestro caso, este gasto debe ser asumido por el Estado, con independencia de la ideología del partido. Aquí estamos ante un bien puro público, que de momento nadie discute que sea un bien puro público. Otros ejemplos de bienes puros públicos son la justicia, el ejército, la educación (sin embargo, este último está en “tela de juicio”).
  5. ·         La redistribución de la renta: este aspecto también está vinculado con la ideología de los partidos y también afecta de forma directa al gasto público. Así, en función de nuestra ideología, entenderemos que para el bienestar de la sociedad será necesario unas políticas de redistribución distintas.
  6. ·         La elecciones Públicas, este último agente también generará más gasto público, con independencia del partido político. Por qué? Esto es así, ya que el partido político que está en el gobierno, cuando se hacer las elecciones tienen a cambiar sus políticas sociales, para que los ciudadanos les voten. Así se generará un mayor gasto público. Existen numerosas teorías sobre la Teoría del voto instrumental, no sólo como se toman las decisiones al momento de votar (la llamada Teoría de A. Downs, sino que también existen otras que demuestran que en cuando se acercan las elecciones se incrementa el gasto público, ya sea en campañas sociales como en lavado de imagen de los políticos.

Por otro lado, existe numerosas teorías sobre el gasto público, entre la que podemos mencionar:

La Ley de Wagner se encuadra dentro de las teorías sobre el crecimiento del gasto público, dentro de las que la que explican este crecimiento basándose en la demanda del gasto público.
Esta ley, cuyo nombre deriva del economista alemán Adolph Wagner, considera que el desarrollo económico de un país impulsa presiones crecientes por parte de la sociedad a favor de un aumento del gasto público, por dos tipos de razones:
  • La primera se refiere a que una sociedad más desarrollada es también más compleja con un mayor número de conflictos entre sus miembros, lo que exige una mayor intervención del Estado en su solución.
  • La segunda atañe a la caracterización de los bienes y servicios públicos como bienes superiores y elásticos, es decir que la elasticidad-renta del gasto público es mayor que la unidad.

Espero que este capítulo os haya hecho entender un poco más el mundo de la economía y la Teoría del gasto público.

Para más información sobre este tema, te recomiendo que leas:
BIBLIOGRAFÍA
- Bustos Gisbert, A. (2007): Lecciones de Hacienda Pública. Ed. Colex, Madrid.
- García Viñuela, E. (2007): Teoría del Gasto Público. Minerva, Madrid.
- García Viñuela, E. (2003): La Economía de los Impuestos. Minerva, Madrid.
- Musgrave, R. A. y P. B. Musgrave (1992): Hacienda Pública Teoría y Práctica. McGraw-Hill Interamericana de España, Madrid.
- Rosen, H.S. y Gayer, T. (2008): ¿Public Finance¿, (8ª edición). Ed. McGraw-Hill International Edition, Singapore
-Corona, J.F. y A. Díaz (2005): Introducción a la Hacienda Pública. Ed. Ariel, Barcelona.

http://www.personales.ulpgc.es/jbrito.daea/8.%20TeoriaGastoPublico.PDF

Un cordial saludo,
Elizabeth Bastidas Gerónimo,

Abogada.

Noticia sobre la deuda pública española

http://economia.elpais.com/economia/2014/09/12/actualidad/1410512865_229805.html

Buenos días,

Aquí os cuelgo unas noticias de economía:

La deuda pública creció un 2% para rebasar el billón en el segundo trimestre
Cambios contables elevan en 6.000 millones el histórico registro, adelantado por el Banco de España

DEUDA DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS 

El Banco de España confirmó este viernes que la deuda pública cruzó en junio por primera vez el umbral del billón de euros. De hecho, el pasivo de las Administraciones Públicas españolas creció en el segundo trimestre algo más de lo anticipado por el organismo que dirige Luis Linde: a mitad de año llegó a 1,013 billones, unos 6.000 millones más que lo previsto inicialmente. Una revisión al alza que el supervisor del sector financiero explica por la introducción de nuevos criterios contables, recetados por la agencia Eurostat, que entraron en vigor el pasado 1 de septiembre. En comparación con marzo -los nuevos criterios contables se han aplicado para todas las mediciones desde 1995-, la deuda pública aumentó un 2%.
Fuentes del Banco de España precisaron que los cambios contables (en la UE se sustituye el sistema de cuentas fijado hace década y media) afectan al cálculo de la deuda pública en varios aspectos. El principal es que algunas empresas públicas cuyos pasivos no se incluían en el cómputo de deuda de las Administraciones Públicas sí se incorporan ahora: el criterio básico para decidir que las empresas públicas no computasen siguen siendo que sus ventas debe significar más del 50% de los costes. Pero el nuevo sistema de cuentas obliga a tener en cuenta también los costes financieros, lo que endurece el criterio. El Banco de España aseguró que las empresas incorporadas (ya sean de la Administración central, la autonómica o la local), más endeudadas, no son de gran tamaño. A modo de ejemplo, añadió que varias están relacionadas con la gestión del suelo o de recintos feriales.
El Gobierno confía en que la deuda se estabilice en el 101% del PIB en el próximo ejercicio
Como consecuencia de esta adaptación contable, la deuda pasaría a suponer el 98,9% del PIB, frente al 98,3% que habría supuesto con el dato preliminar. Sería un dato ya muy cercano al previsto por el Gobierno para todo el año (99,5%), que da por hecho que se superará el 100% en 2015. Pero el propio Banco de España advierte que, en este caso, la adaptación contable convierte el dato en "provisional" e "inconsistente". La razón es que el Instituto Nacional de Estadística aún no ha adaptado el cómputo del PIB (lo hará el próximo 25 de septiembre) al nuevo sistema de cuentas.
La agencia estadística ha anticipado que los cambios contables, y la introducción de la prostitución y el tráfico de drogas en la medición de la actividad económica, elevará el producto interior bruto hasta un 4,5%, por lo que el ratio de deuda pública, cuando se incorpore el nuevo sistema de cuentas, puede retroceder al entorno del 95% del PIB.
La Administración central es la más endeudada (885.232 millones, 86,4% del PIB), aunque sus cuentas incluyen más de 100.000 millones de préstamos a otros niveles administrativos, como las comunidades o los ayuntamientos, a través del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), o de los sucesivos planes de pago a proveedores. Esa inyección de recursos a las administraciones territoriales es lo que explica en buena medida que la deuda del Gobierno central aumentara un 2,2% en el trimestre.
Seis comunidades autónomas reducen sus pasivos respecto al primer trimestre
En el caso de las comunidades, el repunte de la deuda pública se modera, con un crecimiento que apenas llega al 1,3% respecto a marzo, para situar el pasivo autonómico en los 228.234 millones. En seis comunidades (Asturias, Canarias, Castilla y León, Extremadura, Galicia y Navarra), el cómputo de la deuda ha empezado a bajar, aunque solo Canarias está ya por debajo de los objetivos fijados para este año, aprobados ayer por el Consejo de Ministros. Baleares (en el 29% del PIB, cuando debe acabar 2014 en el 26%) es la que está más alejada de la meta, aunque aquí la inminente revisión al alza del PIB también echará una mano.
El endeudamiento de las corporaciones locales sigue estancado en los 42.000 millones, con reducciones significativas en el último año, cercanas al 10% en Madrid (6.923 millones) y Barcelona (1.011 millones).
El secretario de Estado de Economía, Íñigo Fernández de Mesa, subrayó en conferencia de prensa la moderación en el crecimiento de la deuda pública —el avance anual es del 6,5% frente al 17% de junio de 2013—, apoyado en los menores déficit de las Administraciones. Dio por hecho que las previsiones del Ejecutivo se cumplirán: de ser así, la deuda se estabilizaría en el 101% del PIB en 2015 y 2016, para empezar a caer un año después.

Por su parte, el secretario de Economía del PSOE, Manuel de la Rocha Vázquez, acusó al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de ser “el campeón del endeudamiento”. “Pese a los recortes y subidas brutales de impuestos efectuadas por el Ejecutivo del PP, la deuda pública no ha dejado de subir desde que gobierna Rajoy”, sostuvo De la Rocha, quien añadió que “en estos dos años y medio de gobierno del PP se ha registrado el mayor ritmo de crecimiento de la deuda pública de la democracia”.

Comentario:
Realizaré una publicación la Teoría del Gasto Público en el siguiente capítulo.

Elizabeth Bastidas Gerónimo,
Abogada.